¿Se han puesto de moda los farsantes?
Parece que sí, aunque habría que diferenciar moda, de estrategia. Y es que la estrategia les sale bien. Antes se llevaban personas que decía cosas desagradables y hacían cosas desagradables, Aznar, Bush, Thatcher. Gente siniestra que además se mostraba irascible, desafiante, retadora, en exceso sincera hasta rozar lo burdo. Ahora se lleva lo que llaman el «poder blando» (soft power), o sea gente que hace cosas desagradables, pero con palabras amables. Tipo Zapatero, Obama, e incluso Rajoy, según le reprochan algunos de su partido que prefieren lo tradicional.
Hacen lo mismo,pero con talante. Es tan peligoroso como el que te está metiendo el cuchillo te esté sonriendo y te logre casi convencer de que es por tu bien. En vez del antiguo método de venirte con el cuchillo en ristre con cara y actitud agresiva.
Escuchar a Zapatero paparruchadas como la que dijo en un foro europeo de «La tierra no es de nadie, si acaso del viento» podría ser escuchado a un hippy de los sesenta, pero oirlo al encargado de dirigir un estado, con fronteras, con propiedad privada, con fortunas y deshereadados, te hace pensar si estás escuchando a un gilipollas o a un cínico y cuál de los dos es más peligroso. La última paparuchada acontecida en el desayuno de la oración a que acudió Zapatero es como para sacar de quicio a quien lo analice un poco.
El mismo mandatario que subvenciona a Caja La Mancha con miles de millones de euros, pone a disposición de los bancos el dinero que haga falta para salvar su estabilidad, que subvenciona a las multinacionales automóvilísticas con ayudas a la compra del segundo coche, prefiere sacar el dinero que está derrochando de las pensiones de jubilación, retrasándolas dos años, y que tiene más de 4 millones de parados en su país, que nos venga hablando de «los pobres jornaleros» de la piedad, de la solidaridad y mandangas cínicas del estilo es para subirse por las paredes. El mismo elemento que vota en Europa y en España la ley para expulsar inmigrantes, el mismo que cierra fronteras, que manda a los policías a las salidas del metro de Madrid a atrapar subsaharianos para mandarles al desierto otra vez, el mismo que en el debate televisado con Rajoy competía para demostrar quién expulsaba a más extranjeros, que nos venga hablando de la piedad bíbilica y de la compasión con el trabajador inmigrante, ya no sé si es para llamarle cínico, o es en realidad lerdo y tiene la razón y el discernimiento trastocado.
El mismo tipo, que aliado de la OTAN es responsable de una invasión y ocupación el Afghanistan, que en 2009 mató a casi 2000 civiles afganos inocentes, niños, mujeres y ancianos en su mayoría, el mismo aliado de Obama, el nóbel de la paz, pacifista que aboga por la guerra justa y por la violencia necesaria. Ese mismo cuya misión en Afganistán consiste en promocionar a dictadores como Karzai, corrupto y aliado de los señores de la guera locales y que se apoya y legisla como el más radical islamista que encierra en los burkas y en las casas a las mujeres. Ese Zapatero de la guerra, nos martillea con su cinismo de la «Alianza de Civilizaciones» de Paz y de Respeto.
Ostias con talante. El mentiroso que decía que no había crisis, hace un año nos decía que ya estábamos en la salida del túnel, y ahora se dispone a abaratar el despido y joder a los jubilados porque la cosa está chunga y alguien tiene que pagar el pato. ¿Pero no habiamos salido ya de la crisis casi?
Para qué vamos a hablar de este a quien se le llena la boca con los Derechos Humanos, Democracia y Estado de Derecho, mientras tortura en sus comisarías a las personas, desprecia las recomendaciones internacionales que le conminan a poner fin a la tortura en sus propios calabozos oscuros, para qué hablar de este amigo de empresarios y grandes fortunas traidor a los trabajadores. El mismo elemento que con bonitas palabras en la boca encierra a dirigentes políticos vascos durante años y años, y manda golpear a los familares de los presos porque no le gusta que éstos pidan por los derechos de los suyos. Para qué hablar del amigo de Israel, el que le vende las armas por un lado, mientras pasa la mano por el lomo a los palestinos masacrados con buenas palabras, y peores intenciones. Marruecos, Sáhara..¿Para qué hablar más?
Yo ya no sé, si es peor tener un hijoputa que tenga aspecto de hijoputa o un hijoputa con cara de bueno, buenas palabras y talante. ¿Rezar por la Paz, por los desheredados, por los jornaleros y porlos inmigrantes que sufren? ¿Pero tendrá vergüenza este elemento?
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